Herrera, un corregimiento en lo profundo de Rioblanco (Tolima), recordará por siempre el 5 de noviembre de 2018. Ese día, un grupo de mujeres emprendedoras y otro de adolescentes y jóvenes realizaron una marcha contra la violencia de género en ese territorio, allí donde empieza a nacer el imponente páramo del Meridiano.
Las cerca de 150 personas que caminaron por las no más de 13 calles del pueblo y culminaron con una concentración en el parque principal marcaron la historia de la región no solo por ser la primera manifestación de ese tipo, sino porque rompieron el temor a expresarse en favor de un trato más digno para la mujer en una zona que hasta hace unos años vivió, como no pocas del país, la violencia terrorista y todo lo que esta trae consigo. Esa región fue la cuna, durante los años 50, de la desaparecida guerrilla de las FARC.
“Es que acá, en Herrera, estamos construyendo paz; este ha sido un gran paso que dimos apoyados por el Grupo Energía Bogotá, que nos dio herramientas para que empecemos a superar nuestras diferencias y para que juntos trabajemos por un pueblo y una región donde todos quepamos y vivamos bien, tranquilos, dejando atrás la marca que hemos tenido”, asegura, con dicción y maneras de líder, Alixe Ulcue Albarracín.
Ella, una menuda mujer de ascendencia indígena, es la secretaria de la Asociación de Mujeres Empresarias de Herrera Tolima (Asometh), la organización que junto a Herrera Juvenil, un grupo de adolescentes y adultos muy jóvenes de la localidad, ideó la marcha en favor de los derechos de la mujer.
Desde comienzos de 2018, en el Grupo Energía Bogotá empezamos a implementar el programa Energía para la Paz mediante el componente “Habilidades para la Paz”, con el que hemos formado a 80 líderes, como Alixe, para que sean gestores de convivencia sana, conozcan estrategias para el manejo de conflictos y se reconstruya y fortalezca el tejido social. Ellos se han encargado de multiplicar a más de 1.500 personas esos conocimientos. La meta es formar a 715 dirigentes comunitarios para impactar directamente a cerca de 14.500 personas.
Esos conocimientos empezaron a multiplicarse por Herrera y por toda la región con charlas grupales y una estrategia clave en estos territorios lejanos: el voz a voz. “Gracias a las ideas y herramientas de esas formaciones, implementamos el violentómetro, una especie de termómetro lúdico que nos dice cómo está la violencia contra la mujer en Herrera”, explica Alixe.
Aldemar Garay, gerente del proyecto Tesalia-Alférez, una línea de transmisión de 200 kilómetros a lo largo de los cuales se desarrolla Energía para la Paz, explica que el programa ha beneficiado directamente a las comunidades que padecieron el conflicto con proyectos de desarrollo y otras iniciativas de fortalecimiento de los tejidos social e institucional, ayudando así a construir la paz que necesitan para una mejor convivencia y la generación de progreso.
Este proyecto de transmisión enlazará los departamentos de Huila, Tolima y Valle del Cauca al Sistema Interconectado Nacional (SIN) para fortalecer el servicio de energía y así abastecer la creciente demanda de la región. Contempla, entre otros, la ampliación de las subestaciones Alférez, en el Valle del Cauca, y Altamira, en el Huila, y la construcción de la subestación Tesalia (también en ese departamento), así como más de 200 kilómetros de líneas de transmisión de alta tensión de energía eléctrica y la instalación de 518 torres.
“Uno de los principales atributos culturales de nuestra compañía es la conciencia social. Por eso, llevamos progreso a través de iniciativas sociales y proyectos de valor compartido. Para el Grupo Energía Bogotá el mejor retorno de la inversión es el desarrollo de las comunidades”, subraya Garay.