En el sur de Colombia, en un corredor estratégico entre Huila y Putumayo, se lleva a cabo un gran trabajo para preservar dos de las especies más amenazadas del país: el oso andino y la danta de montaña.
Hace cerca de 10 años existen grupos comunitarios de monitoreo que han estructurado planes y desarrollado acciones para preservarlas y protegerlas, con el acompañamiento de las autoridades ambientales regionales y ONG especializadas en el tema.
A estos esfuerzos nos sumamos en el Grupo Energía Bogotá, pues a esta región suroccidental del país llegamos con las líneas de alta tensión interconexión Ecuador, Jamondino-Mocoa; además, estamos construyendo el proyecto Mocoa-Renacer.
“Acompañar e impulsar estas iniciativas es prioridad para nuestra compañía en el marco de la Política de Sostenibilidad y los atributos culturales Primero la Vida y Conciencia Social, que privilegian las comunidades que habitan las áreas de influencia de nuestros activos y el entorno donde desarrollamos las operaciones”, explica Alejandro Giraldo Castañeda, gerente ambiental de Transmisión.
Además, impulsamos la elaboración del Manual para el monitoreo comunitario del oso andino y la danta de montaña, en alianza con la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía (Corpoamazonia), los grupos de monitoreo comunitario y la fundación Wii.
Esta herramienta, explica Giraldo Castañeda, es un documento científico que presenta de manera sencilla pero metódica (los grupos comunitarios participaron en su construcción a través de talleres) las razones por las cuales se debe llevar a cabo el monitoreo, cuáles son las señales de la presencia de estas especies, qué se debe buscar y cómo registrar esos datos, entre otros temas clave.
Con toda esa información, las autoridades ambientales, la comunidad y las ONG estructuran y aplican acciones para la conservación del oso andino y la danta de montaña.
Para complementar el manual, desde GEB diseñamos el juego de mesa “el oso andino y la danta de montaña”, con el cual todos pueden aprender más sobre el hábitat de estos animales, cómo cuidarlos y cuáles son las amenazas que se ciernen sobre ellos. Con estas herramientas hacemos divulgación en los programas ambientales escolares de las instituciones educativas de los territorios.
Daniel Rodríguez, de la Fundación para la Investigación, Protección y Conservación del Oso Andino (Wii), dice que “el aporte de GEB en este proyecto no solo ayuda a la protección de los animales, también es fundamental para las comunidades, para que sigan trabajando y sientan que su labor voluntaria es valiosa e importante”.
Giraldo Castañeda, por su parte, sostiene que además de garantizar el estricto cumplimiento de las normas ambientales, el Grupo va más allá al entender que la biodiversidad sustenta los sistemas de producción de alimentos, la nutrición y la salud de los seres humanos.
“Más allá de construir y operar líneas de transmisión eléctrica y gasoductos, la estrategia del Grupo se apalanca en apoyar, promover, implementar y documentar experiencias que demuestran claramente la convivencia de la infraestructura eléctrica con la biodiversidad en ecosistemas altamente sensibles, a lo largo y ancho del territorio nacional”, agrega el gerente ambiental del Grupo.