Con el propósito de contar con un documento sobre la historia de la Empresa de Energía de Bogotá, se contrató la recopilación de los hechos más importantes con la Universidad Externado de Colombia.
En este primer tomo se hace una exploración de los sistemas de iluminación y transformación de energía, lo que exige no solo remontarse en el tiempo para rastrear los antecedentes prehispánicos, coloniales y del siglo XIX, sino también armarse de elementos conceptuales que, aunque podrían parecer a primera vista ajenos al interés central de la investigación, permiten generar un discurso autónomo y auténtico.
La escasa bibliografía sobre el tema, así como las pocas fuentes documentales de primera mano, obligan a afinar la mirada en los detalles de los documentos y a agudizar la interpretación de los mismos, de tal suerte que no se caiga en la simple repetición de nombres y fechas, sino que se ascienda a un nivel discursivo en el que la crónica, la anécdota y la referencia histórica se conjuguen para recrear los ambientes en que los habitantes del altiplano de Bogotá, desde hace cinco siglos, se preocupaban por sus sistemas de energía e iluminación.
En esta primera parte, que consta de tres capítulos, se presentan, en primer lugar, los usos rituales del fuego, así como los domésticos e industriales, por parte de los nativos de la Sabana de Bogotá, es decir, el empleo del fuego como fuente de iluminación o de energía, en términos prácticos, o como elemento y objeto de cultos religiosos.
A continuación se muestra la manera en que los colonos santafereños acudieron al fuego como fuente de iluminación o instrumento para el desarrollo técnico, a la vez que se examinan las nuevas fuentes de energía a que se recurre para el progreso de la comunidad. Para finalizar esta parte, el tercer capítulo se ocupa de las técnicas energéticas y de alumbrado público y domiciliario a lo largo del siglo XIX, hasta la aparición de un servicio de energía eléctrica en la ciudad.
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Este segundo tomo, que abarca desde 1927 hasta 1959, es la historia de la Empresa de Energía de Bogotá, sus transformaciones, cambios, documentos y anécdotas, durante este periodo. El libro guarda, además, numerosos recuerdos amenos e interesantes de la historia de Bogotá, como el tranvía o la Bogotá que llegaba hasta Chapinero.
Las primeras páginas abordan la fusión de la Compañía Nacional de Electricidad y la Compañía de Energía Eléctrica de Bogotá, con lo que se comienza una etapa de expansión técnica y reorganizaciónempresarial. La década de los treinta inicia con una transformación que comprendía la toma de decisiones difíciles, comola disminución del número de trabajadores y de sus salarios, al tiempo quese ponía al día en tecnología eléctrica, en ese momento inferior respecto aotros países de la región.
Otros temas de estudio en este tomo son el paso de plantas térmicas alimentadas por carbón a la tecnología hidráulica —hecho que determinó la llamada “inundación” de la Sabana de Bogotá y los proyectos Alicachín, Muña, El Charquito, El Salto, Laguneta, Mesitas del Colegio, Guatavita y El Guavio— y la construcción de infraestructura, que implicó para la ciudad la construcción de caminos y vías y el montaje de infraestructura para medios de transporte impulsados con energía eléctrica. Además, el aumento del radio de influencia de la Empresa, ya que comienza a prestar sus servicios en otros municipios de Cundinamarca.
Tampoco podía faltar aquí una importante referencia a las relaciones laborales: no hay un solo aspecto en la vida de la Empresas Unidas de Energía Eléctrica de entonces, y de la Empresa de Energía de Bogotá de hoy, en que el aporte de sus trabajadores no haya resultado decisivo para impulsar su desarrollo. Especial reconocimiento reciben los trabajadores que contribuyeron a fundar la compañía, que defendieron su sede el 9 de abril de 1948 y que la han acompañado mientras esta se convertía en una de las empresas de servicios más antiguas del país.
Este tomo se ocupa también de las importantes personalidades que han pasado por la Empresa y dejado en ella una huella imborrable, como Alfonso López Pumarejo, Carlos Lleras Restrepo y Diego Montaña Cuéllar.
Este tercer y último tomo, que comprende el periodo desde 1959 hasta finales del siglo XX, está dividido en tres etapas fundamentales, que recogen, de la mano del desarrollo de la compañía, la influencia en las formas de concepción del Estado.
La primera etapa reconstruye el auge intervencionista a nivel mundial, que se vivió también en nuestro país. Periodo en el cual, el municipio, para garantizar el cubrimiento de la energía eléctrica en la ciudad, determinó la municipalización de la Empresa y el fin de la era privada. En esta fase se destacan nombres de importantes colombianos que tuvieron una influencia trascendental en el desarrollo de la compañía, como Manuel Madero París, Eduardo Cuéllar, Jaime Samper Ortega y Hernán Borrero Urrutia.
En la segunda etapa se repasa cómo el auge de los “ensanchamientos” y las “cuantiosas inversiones” contribuyó a la transformación tecnológica de la industria eléctrica municipal. La construcción de grandes hidroeléctricas y termoeléctricas, el aumento de subestaciones y transformadores en toda la ciudad, el cambio de voltaje a 115-230 como lo exigían los estándares internacionales, la electrificación rural y, por primera vez, el interés del gas natural como alternativa energética, terminaron por convertir a la Empresa en más que una compañía de servicios públicos, en una institución que definía con su futuro el porvenir de toda una ciudad.
Una etapa final proyecta a la compañía hacia el tercer milenio y recuerda un proceso de transformación sin precedentes en la historia del país, que devolvió a la iniciativa privada, en cabeza de una de las más importantes compañías del sector energético en el ámbito mundial, como es el Grupo Endesa España, la labor de prestar un servicio público fundamental para la vida moderna.
Tras un proceso complejo, por la definición de las tarifas y la forma de financiación de los macroproyectos de infraestructura, los racionamientos que sufrió el país, la necesidad de interconectar a nivel nacional el sistema eléctrico y la creciente dificultad producida por el pasivo pensional de sus más de 4.500 empleados en 1997, la Empresa de Energía de Bogotá tomó la decisión de devolver a la empresa privada la administración de dos de sus más importantes negocios, manteniendo su presencia estratégica como accionista.
En este proceso de transformación no se podría dejar de destacar el liderazgo del alcalde Antanas Mockus y de los gerentes Fabio Chaparro, quien en cumplimiento de sus funciones falleció en un absurdo accidente aéreo, y Pablo Orozco, quienes llevaron a un feliz término la transición de la EEB y la proyectaron como una de las compañías más sólidas del país.
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